A veces soy bastante idiota, lo se, y lo admito aunque no este orgullosa de ello. Hago una montaña de un granito de arena y me hundo en las absoluta tristeza sin ningún motivo. Y todo eso porque me gusta comerme la cabeza, mantenerla llena de pensamientos auto-destructivos... ¡Oh si me gusta auto-destruirme! Pero aun no se por que... Tiendo demasiado a centrarme en lo negativo, así pues de lo positivo ni me acuerdo. Si los pusiera en una balanza ganaría lo positivo, pero da igual, soy tan idiota que por muchas cosas buenas que tenga sigo pensando en todo lo malo. Puede haber millones de buenas acciones y tan solo una mala, pues yo seguiría centrando toda mi atención en la mala, centrándome en esa acción hasta que me destruyese completamente. Pero luego apareces tu y ya esta... Todo cambia, mejora. Te miro y hasta las palabras se me olvidan, me miras y los nubarrones se esfuman de mi cabeza. Entonces me haces ver que lo único que hacia era torturarme en vano. Y luego ya me pongo a escribir, cosas sin sentido, no muy bien escritas y que quizá solo tu entiendas, no lo se, me gusta escribir, por lo tanto lo hago, aquí estoy... ¡No se!
No hay comentarios:
Publicar un comentario