Después de tanto tiempo, ¿como haces para que los recuerdos no duelan? Están por todas partes... En la comida, la música, las películas, las fotos, la ropa... Incluso en los detalles mas insignificantes de nuestro día a día, esos detalles que antes ignorabas y ahora analizas detalladamente. Te persiguen como las aves rapaces siguen el rastro de los animales muertos. Son fantasmas que no te dejan avanzar. Y te haces mil preguntas, probablemente podrías haber luchado contra los fantasmas cuando aun estaban vivos. No lo sabes, ni lo sabrás. Ahora solo sabes que duele, duele en lo mas hondo de tu ser. Te duele tanto que el resto te da igual, no te importa nada. De vez en cuando alguna que otra lagrima cae en tus mejillas rojizas. En cambio otras veces pareces alguien razonable, una persona madura. Te sientes apagada, apática, triste... y no hay nada que te alegre. Cuando estas con alguien sonríes y te diviertes, pero cuando estas sola los recuerdos vuelven a atacar. Vuelves a llorar, vuelves a pensar, y pensar, y pensar, y pensar... Un bucle sin fin.
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