La gente viene y va, sale, entra… Pero los recuerdos siguen. Tal cual se conservan, perduran, como si fuesen de cristal. Guardados en una caja. Un rayo, oscuro, esta vez. Ese pensamiento, el más triste. Aquel día fui un carbón y tú no tenías la culpa. Pero aun y todo la page contigo, joder ¡lo siento! Aun recuerdo aquella noche. Tú preciosa, tu alegre, tu feliz. Apenas un poco de maquillaje negro en tus ojos, no más, no base, no. Ese moreno artificial no te satisface. Con el eye-liner, sombra y rímel a ti te basta. Tus ojos verdes, sinceros, profundos… Y esa piel morena. Morena de por sí, sin a ver tomado el sol. Tu pelo castaño, largo, suelto, salvaje. Y tu sonrisa perfecta, como siempre, sincera. Ibas vestida muy guapa, como de costumbre. Llevabas un vestido azul que apenas llegaba a tus rodillas, bonitas, bronceadas. Esas sandalias marrones sin tacón, planas, como a ti te gustan. Esas que te regale yo, el cabrón. Un collar largo que a veces se cuela entre tus pechos a juego con unos pendientes. Un bolso marrón con toques azules. Una chaquetilla fina de verano, marrón. Yo conduciendo, no demasiado rápido, no demasiado despacio. Tu hablas, ilusionada me cuentas cosas sobre gente. Gente conocida, gente anónima… Yo escucho atento, pero no comento nada, no tengo ganas. Tu notas algo, lo sé, lo veo en tu mirada, limpia, profunda. Una curva, otra, esta vez todo recto. Y al final aparece un restaurante. No demasiado caro, pero aun y todo tiene mucha clase. Tú te mereces algo más que eso, lo sé. Llega la cena. Sonrisas mudas, miradas profundas, palabras… Palabras al aire, que duelen, palabras sinceras, palabras amables… Lloros, llantos y sorber por la nariz. Un poco de rímel que corre veloz sobre tu cara. Lagrimas suicidas teñidas por ese rímel que sueles usar. Ojos que miran acusadores, alrededor. Sin saber que pasa, miran, observan. Un guantazo, me lo merezco. Y tu princesa te mereces mucho más que eso joder. Yo inútil, e arruinado tu sueño, tus ilusiones, tus planes de futuro, tu todo… Sales corriendo, te sigo. No puedo dejarte aquí y aunque haya sido un carbón también he sido todo un caballero. Ahora no puedo dejar de serlo ¿no? Te dejo donde siempre, un leve gracias y una sonrisa. Tu tan educada como siempre. Tan simpática, aunque el mundo se te caiga encima. Los días posteriores; tristes, amargos, días de reflexionar, días negros, de lluvia, tormentosos, duros… Meses de invierno. Pienso en ti, en todo lo vivido, en lo que paso… Y no se quizá si no hubiese y si… No lo hecho hecho esta y ¡vale! Un día de fiesta, tu alegre, que bien. Como bailas y esa sonrisa… Estas con tus amigas pero yo solo te veo a ti. Y todo lo que aquel día sentí por ti vuelve a florecer. Como si las cenizas ardiesen con más fuerza que nunca, como si ahora supiera todo lo que tú vales. Como si ahora te valorase más. Te acercas a la barra, allí estoy, solo, triste, bebiendo. ¿Una copa? Si gracias. Toma. ¡Esta buenísimo! Lo sé. Hablamos de esto, de lo otro, de días pasados, de días que vienen, de estudios… Y luego sin decir nada a tus amigas me sacas de allí, vámonos. Contigo hasta el infinito y mas allá. Un beso y otro, y otra mas ¿Por qué no? Y vuelvo a recordarlo, pero esta vez con más pasión. Me pierdo en ti, en tu mirada, en tus palabras sinceras… Y ahora otra vez caminos separados. Be free y quizás lleguen segundas oportunidades. En este caso terceras.
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